La separación secundaria según Peter Masters

La herejía de la separación secundaria según Peter Masters: notas preliminares y tentativas.

 

En estos días se armó cierto revuelo en mis redes sociales porque sostuve que el pastor Peter Masters, actual pastor del Metropolitan Tabernacle de Londres (Inglaterra), es un hereje debido a cómo enseña la doctrina de la separación secundaria. En realidad, ahora no tengo mucho tiempo para escribir y debatir al respecto; pero la paciencia de varios hermanos, especialmente los adictos a Masters, es muy breve; y además 1 Pedro 3:15 me sugiere estar listo a presentar defensa de lo que digo.

Desde ya pido disculpas por este escrito, provisional y breve, y que tan sólo bosqueja mis motivos para calificar al pastor Masters como hereje.

La doctrina de la separación y su versión eclesiológica.

La doctrina de la separación tiene sus bases en la doctrina más amplia de la santificación, que exige a la iglesia y a cada uno de sus miembros apartarse del mundo, el diablo y la carne y servir solamente a Dios (Levítico 20:7; 1 Pedro 1:15-16, etc). La santificación es «aquella operación bondadosa y continua del Espíritu Santo, mediante la cual El, al pecador justificado lo liberta de la corrupción del pecado, renueva toda su naturaleza a la imagen de Dios y lo capacita para hacer buenas obras». (Berkhof, Teología sistemática) «La Escritura nos enseña que la santidad es el fin de nuestra vocación, en la que siempre debemos tener puestos los ojos, si queremos responder a Dios cuando nos llama» (Calvino, Institución, III:VI,2).

Como corolario de la doctrina de la santificación, la doctrina de la separación nos insta a apartarnos de quienes están en contra de Dios y de su Iglesia, y en cambio sirven al mundo (Jeremías 51:45; Isaías 52:11; Apocalipsis  18:4). Cuando aplicamos esta doctrina al ámbito eclesiológico, podemos decir que por la doctrina de la separación es deber de las congregaciones cristianas separarse de aquellas que dicen ser cristianas, pero que no lo son (2 Juan 9-11, que debe ser entendido en un contexto eclesiológico).

Sin embargo, otro colorario de la santificación es el de la comunión de los santos. Todo aquel que forma parte de la compañía de los elegidos está unido con Cristo. Mediante esta unión todos los regenerados están «animados por el mismo espíritu, están llenos del mismo amor, permanecen en la misma fe, se empeñan en la misma batalla y están comprometidos para alcanzar la misma meta. Juntamente se interesan en las cosas de Cristo y de su Iglesia, de Dios y de su reino» (Berkhof, Teología sistemática). Como sustento bíblico, Berkhof cita Juan 17: 20, 21; Hechos 2: 42; Romanos 12: 15; Efesios 4: 2, 3; Colosenses 3:16; 1 Tesalonicenses 4: 18; 5: 11; Hebreos 3: 13; 10: 24-25; Santiago 5: 16 y 1 Juan 1: 3,7.

Es particularmente revelador este texto: «Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado». (1 Juan 1:7)

Me atrevo a agregar Salmos 119:63, «Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos».

Entonces tenemos dos caras de una sola moneda, que es la santificación de la Iglesia: separados para el mundo, unidos con Cristo y los hermanos.

Dentro de este corolario, es obvio que la separación del mundo implica la separación de los apóstatas, quienes tienen la apariencia de piedad, pero niegan la eficacia de ella (2 Timoteo 3:5). También está claro que debemos observar esta separación como un mandato neotestamentario para la Iglesia.

Esta es la doctrina de la separación, también conocida como separación primaria.

 

La separación secundaria

Aunque se suele presentar como una variación de la doctrina de la separación primaria o bíblica, la doctrina de la separación secundaria es algo bastante diferente. Aquí no se trata precisamente de separarse de apóstatas o de grupos anticristianos o anti-bíblicos: la separación secundaria es separarse de cristianos fieles, de buena doctrina, por alguna razón válida.

Separarse de cristianos fieles no es una decisión que debe tomarse a la ligera. Despues de todo, es negar la diestra de compañerismo (Gálatas 2:9) a hermanos en la fe, a quienes consideramos como regenerados, es decir, por quienes Cristo murió y con quienes debemos practicar la marca del discipulado establecida en Juan 13:34-35. Separarse de hermanos en la fe corre el riesgo de negar la oración de Jesús en Juan 17:20-22.

 

La separación secundaria según Peter Masters

Ahora bien, el pastor Peter Masters promueve una versión sumamente particular de separación secundaria. Repitiendo las prácticas eclesiológicas típicas del fundamentalismo protestante norteamericano de mediados del siglo XX, el pastor Masters insiste en los siguientes puntos:

  1. La separación secundaria debe aplicarse también a iglesias. Las iglesias de sana doctrina deben separarse de otras iglesias de sana doctrina si a criterio de la primera, la última no está lo «suficientemente separada» de otras congregaciones que -igualmente a criterio de la primera- no son de suficiente sana doctrina.
     
  2. Esta separación secundaria no solamente es conveniente o útil, sino que es un mandamiento del Nuevo Testamento.

Son estos énfasis los que considero heréticos y que, por lo tanto, hacen a Masters un hereje. Conste: hablo de hereje, y no de heresiarca, pues para esto Masters debió haber sido el inventor de la herejía, cosa que no es cierta. El ultraseparatismo tiene una larga historia dentro de la Iglesia de Cristo. Pero hablo de Masters porque es él quien promueve esta herejía en ciertos círculos reformados.

 

La herejía de la separación secundaria

La separación secundaria, entendida a la manera de Masters, es herejía por lo siguiente:

  1. La comunión de los santos nos obliga a la unidad, no a la separación (Efesios 4:1-6)
  2. Esta unidad debe permanecer incluso cuando hay disensiones en puntos menores de doctrina (Efesios 3:15-16).
  3. La separación implica retirar la diestra de compañerismo entre hermanos en la fe, distorsionando así el amor fraternal (Hebreos 13:1).
  4. Lo más grave es que no encuentro justificación neotestamentaria alguna para hacer de la separación secundaria un mandato obligatorio. En tal caso, insistir con la obligatoriedad de la doctrina implica crear cargas falsas e inútiles, y ello es tentar a Dios (Hechos 15:10-11; véase Mateo 23:4; Lucas 11:46).

El corolario es que la herejía no radica precisamente en la separación secundaria en sí, sino en hacer de ella una obligación, un deber, y un criterio para determinar la comunión

Se trata de una herejía porque afecta a la consecuencia de la santificación cristiana conocida como la comunión de los santos, doctrina plenamente bíblica y obligatoria.

  1. Quien enseña la obligatoriedad de la separación secundaria atenta contra el décimo artículo de la fe del Credo de los Apóstoles, que enseña la comunión de los santos. Por lo tanto, es un atentado directo al cristianismo bíblico e histórico y su caracterización como herejía está plenamente justificada.
     
  2. Peter Masters enseña la doctrina de la obligatoriedad de la separación secundaria.
     
  3. Luego, Peter Masters es un hereje.

 

Algunas aclaraciones

La separación secundaria, entendida como separación personal o eclesiástica de ciertos hermanos en la fe, no es necesariamente una herejía. Se trata de una decisión desagradable, indeseable,  y que no debe ser jamás la norma en el trato entre cristianos; pero a veces es aconsejable por criterios doctrinales y pastorales.

Téngase en cuenta el caso del Dr. Martyn Lloyd-Jones, quien decidió separarse de Billy Graham, por un lado; pero por el otro, predicó la mayor parte de su vida ministerial en una iglesia que pertenecía a la denominación congregacionalista, en donde convivían iglesias bíblicas con iglesias muy liberales. Lloyd-Jones practicó la separación secundaria con Graham, pero no con la denominación congregacionalista.

Así, a veces será prudente separarse de un grupo de cristianos de sana doctrina, pero que por alguna razón plantean un problema pastoral a la congregación.

Palabras finales

Esto no es un tratado; sólo espero haber explicado de algún modo razonable por qué considero a Peter Masters como un hereje.

Despues de haber hecho público mi criterio, hay amigos que me han retirado su amistad, otros me han tratado de cobarde en conversaciones privadas, y otras personas que ni siquiera conozco han querido insultarme.

A esas personas les digo que aprendan a tolerar el disenso, y apliquen a todo lo que escribo el filtro de 1 Tesalonicenses 5:21 y  reflexionen, no sea que Tito 1:13 se aplique a ustedes.

Desde ya les doy mis deseo de bendiciones y de paz, y mi deseo de que consideren esto como las palabras de un hermano de ustedes que señala con amor sus faltas, y que está un poco hastiado de ver las consecuencias pastorales de posturas heréticas y extremas como la promovidas por el pastor Masters.

«Éstos de quienes tratamos faltan también mucho de su parte, pues no saben medir su escándalo. Porque donde el Señor les manda usar de la clemencia, ellos, no teniéndola en cuenta para nada, emplean el rigor y la severidad. Pues al creer que no hay Iglesia donde ellos no ven una gran pureza y perfección de vida, lo pretexto de aborrecer los vicios, se apartan de la Iglesia de Dios, pensando apartarse de la compañía de los impíos». (Calvino, Institución de la religión cristiana, IV:i, 13)

Actualización - 09 de junio de 2015

Este artículo fue publicado hace poco y algunos ya se encargaron de hacérmelo llegar.

Separación Secundaria: ¿Fueron los pastores Martyn Lloyd-Jones y Charles H. Spurgeon herejes?

Ustedes podrán sacar sus propias conclusiones.

Actualización - 10 de junio de 2015

Hice un breve texto de seguimiento de este artículo, sobre algunos puntos expresados en las respuestas al mismo.

Separación secundaria: breve seguimiento